Francisco Reina: EXTRAÑA

Del 18 de Septiembre al 31 de Octubre

EXTRAÑA es su segunda exposición individual en AJG Contemporary Art Gallery.

Francisco Reina (Sevilla, 1979) propone a través de su obra una reflexión sobre los acontecimientos más relevantes de nuestro tiempo y nuestra sociedad, y desarrolla las cuestiones preocupantes para el colectivo social. Cargado de matices y sutilezas, su obra alberga no obstante un discurso firme, usando la metáfora y la alegoría como recursos con los que acercar al espectador a otra posible “verdad de las cosas”. Sus fotografías, a veces instantáneas y en otras ocasiones construidas, terminan convirtiéndose en imágenes que más que cumplir la función de mera fotografía, tienen el papel de mediadoras de mensajes, de objetos de incertidumbre para provocar en el espectador la duda de todo cuanto le rodea. Habitualmente, el artista exhibe su propio posicionamiento ante ciertos hechos políticos y sociales, no con una intencionalidad previa de persuasión para con el público, sino para golpear y resquebrajar los ideales férreos e inamovibles que cada individuo suele forjar, para dar pie a que éste cuestione la existencia de verdades absolutas y abrir caminos alternativos a la valoración del modo en que asimilamos y asumimos nuestra vida, nuestra realidad.


EXTRAÑA_

EXTRAÑA es un proyecto artístico del artista Francisco Reina centrado en el medio fotográfico en el que presenta el retrato de una España atípica, donde el concepto de democracia ha sido deformado paulatinamente por una élite corrupta y escasa de principios, la misma encargada de disolver poco a poco los derechos de una ciudadanía con un grado de tolerancia al castigo ciertamente alarmante.

La serie fotográfica está centrada en dos factores principales: Uno de componente político y otro de carácter social, ambos enfrentados, en contraposición, que han dado pié a formar el binomio perfecto, dándose como fruto la situación actual.

Este trabajo enfatiza de forma clara sobre lo negativo de las políticas aplicadas, pero también centra su atención en la responsabilidad y obligación moral de un pueblo que asiste casi impasible a un bochornoso espectáculo que arruina su presente y futuro.

¿Nos estamos volviendo adictos a la tortura del estado?, ¿Hacemos realmente algo para evitarlo?, ¿Está nuestra sociedad mínimamente unida para enfrentarnos a este nivel de represión de una manera efectiva?, ¿Deberíamos buscar menos culpables y actuar?,…

Francisco Reina en este conjunto de imágenes nos invita a la reflexión a través de unas fotografías donde se hace indispensable la interpretación de símbolos, gestos y abstracciones.

SOBRE FRANCISCO REINA

Francisco Reina (Sevilla, 1979) se licencia en la facultad de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla. Interesado por la imagen y su manipulación se centra en la fotografía como medio. Con la Beca Roberto Villagraz 2007, realiza el Master de Fotografía en la escuela EFTI de Madrid. Recibe amplia formación y talleres de fotografía con Eugenio Ampudia, Daniel Canogar, Matt Siber o Denis Darzacq. Premio Futuro EFTI 2008 representa a la escuela EFTI en el festival “Promenades Photographique” en Vendöme, Francia, con su serie “Hope,…The Defeat of the Centuries” con la que posteriormente gana el accesit de los premios ABC y expone su obra en el stand de ABC en ARCO 2009. Ha participado en importantes ferias nacionales como Estampa, ArteSantander, SWAB, CASA//ARTE 2013, donde recibió el premio al mejor fotógrafo por Estudio Yagüe. Su obra se encuentra en colecciones institucionales como Bancaja, Iniciarte o Diputación de Huelva y en particulares como la de la coleccionista Pilar Citoler. Actualmente vive y trabaja en la Haya, Holanda.

Con la colaboración de STUDIO YAGÜE, MADRID.

_________________________________________________________________


LA INMUNDICIA DEL PODER

El sociólogo Zygmunt Baumam, (Pozna?, Polonia, 1925), en su libro “En busca de la política” usa el término alemán Unsicherheit en reiteradas ocasiones. La traducción al castellano aúna el significado de: incertidumbre, inseguridad y desprotección. Conceptos que describen a la perfección lo que Francisco Reina, (Sevilla, 1979), retrata en su serie de fotografías titulada
EXTRAÑA.

Más allá de lo que podríamos desear, no existe una solución concreta para resolver el entuerto en el que, como sociedad e individuo, estamos inmersos. Precisamente porque el engranaje que sustenta la maquinaria de poder, tiene un alto grado de sofisticación, logrando retroalimentarse con multitud de artimañas que no hacen falta enumerarse por lo obvio. Tenemos claro que los comercios de este capitalismo acérrimo son los que realmente nos gobiernan, y que a ellos nos debemos, de tal manera que los miembros que no lo legitimen serán desechados, mermándoseles poco a poco su perímetro de dignidad humana. Sin embargo, y aquí es donde F. Reina lo borda, no hay sujeto al que poder exigir explicaciones ni responsabilidades, no existe como tal ese sujeto que declare, no hay nadie concreto al que poder dirigirse. Por ello nos damos de bruces contra una fantasmagoría sin rostro y bastante lúgubre. Nuestros políticos, esos que se suponen que nos deberían representar, son convertidos también en marionetas sentadas en sillones acorazados, punzantes, cuya escenografía no puede ser más hipócrita. Recordemos que en el frontón del congreso aparece retratada, alegóricamente, España abrazando a la Constitución del Estado y rodeada de la Fortaleza, la Justicia, las Bellas Artes, el Comercio y demás áreas de lo humano y lo divino. Esta ESPAÑA EXTRAÑA nuestra de ojos desorbitados y encendidos cual luciérnagas reactivas, es una nave a la deriva azotada por los vientos del norte.

Bauman, siempre muy acertado, nos lo cuenta de esta manera tan sencilla y visual: La actual inseguridad es similar a la sensación que experimentan los pasajeros de un avión cuando descubren que la cabina del piloto está vacía, que la amigable voz del capitán es solamente la grabación de un mensaje viejo . Está más que claro, no hay nadie ahí que nos pueda dar respuesta a lo que está sucediendo, sin embargo es por todos sabido. Ellos están muy ocupados en sus clases de oratoria y gestualidad donde aprender a hipnotizarnos. Y como muestra un botón: las fotografías de unas manos con las que el autor explicita de manera absoluta la desnudez de cada gesto tiránico, opresor, corrupto y amenazante.

Pero todo esto no es nuevo, sólo tenemos que repasar la historia para aseverar que todas las sociedades han tendido hacia un sistema despótico donde las capas sociales estaban muy bien emplazadas, con su arriba y su abajo muy diferenciados. Esto lo podemos apreciar, de manera muy simbólica, a través del tótem que supone la fotografía del edificio cuya cúspide va difuminándose en la niebla a medida que se yergue. Pero esta construcción no es un mero “rasca el cielo”, sino que, literalmente se clava en él. La paradoja no puede ser más descabellada y fulminante; con la Iglesia hemos topado. No nos olvidemos que estas nuevas pirámides son construidas por individuos a los que luego, esas identidades abstractas y despersonalizadas que las financian, acabarán sometiéndolos. Queramos o no seguimos en una estamentación social muy similar al feudalismo, pero con otro paisaje mucho más tóxico. Esto lo resuelve el artista con la imagen de la chimenea sobre el cielo nublado: llueve sobre lo mojado o humo sobre la niebla.

El sujeto de a pie, el ciudadano común, está acorralado, quedando suspendido en un no-lugar desde el que no puede hacer más que despotricar de manera aislada, prácticamente silenciosa, porque si lo hiciera a cara descubierta, dentro de su colectividad, sería reprobado. De ahí que surjan los anónimos que tejen sus pasamontañas, bajo la desesperada idea de promover la agitación social, en un intento de hacer reaccionar al vulgo. Pero este acto tampoco está exento de ambigüedad, y desde ella nos preguntamos que si el que arremete bajo su disfraz es un igual o un vendido, o si acaso un vándalo patológico que aprovecha la oportunidad para la barbarie. Y ahí está el doble juego con el que el Poder vuelve a ganar; la infiltración, la duda y todas sus conspiraciones posibles, reales o infundadas. Las redes sociales, lejos de ser sociales, son vías muertas, aislantes, son la manera perfecta de tenernos sedados, haciéndonos creer que tenemos algún tipo de control sobre la información. Pero no hemos descubierto ningún pastel, nos la vuelven a dar con queso.

Todos estamos siendo apuntados, vigilados por el ojo que todo lo ve: el sistema. Es este un paradigma del que será difícil salir si carecemos de transparencia y juego limpio, donde la equidad y el amor, que no es otra cosa que el respeto por los semejantes, sea la prioridad primordial y primera.

Las imágenes que F. Reina nos ofrece son verdaderos iconos de un presente complejo y descoyuntado. Su serie EXTRAÑA es una crónica social cuya simbología retrata la ausencia, no a sus personajes, porque no hay personajes a los que poder retratar. Esa ausencia, esa despersonalización es captada a través de la atmósfera. F. Reina ha conseguido retratar la toxicidad densa y venenosa, el éter putrefacto de esta amalgama de contradicciones y sinrazones, quedando de manifiesto lo que subyace debajo de cada arquetipo: la inmundicia del poder.

Felipe Ortega-Regalado.
Sevilla. Septiembre de 2014.

Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A Ed. 3+2 P/A